viernes, 6 de junio de 2008

Al comienzo de la escapada

El fin acaba de comenzar, mi madre me ha cogido desprevenido mientras tecleaba en mi Amstrad y se ha desecho de todos mis bienes de la manera más irreflexiva posible: quemándolos en el horno. Toda la casa está llena de humo, es insostenible la situación.
En la mansión del Rey de la Montaña de Grieg resuena al compás de los chasquidos del fuego y temo que sea una estratagema de esa vieja loca para obligarme a salir de mi cuarto a buscar trabajo y abandonarla al libertinaje mientras TODOS mis cuadernos Big Boss, mi guante de plástico y cuantiosos objetos de valor arden atizados seguro por algún brebaje de alto grado.
No sé cuanto más lo podré soportar, la situación es insostenible y ustedes saben que no soy nada quisquilloso. Comienzo a escuchar gritos provenientes de la casa de la vecina, es posible que las llamas estén alcanzando ya su cutre cobertizo. Espero que denuncie a mi madre y acabe de una vez en la Prisión Federal. Mi válvula se cierra, noto la bilis en mi boca. Es hora de ir a buscar un Dr. Nuts.

Superviviente, Ignatius. J. Reilly.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ignatius, estoy horrorizada por todo esto. Ahora mismo estoy en una zona de servicio Arkansas con mi nueva furgoneta, y he decidido desviar mi ruta y pasar por New Orleans para sacarte de ese infierno. Estate preparado. Te vas de viaje.

Saludos, Myrna.