lunes, 19 de mayo de 2008

Lamento el hecho de que algunas personas existan

Ya lo predijo Rosvita en el año 1000 a.C en su magnánima leyenda de “Theophilus”, donde narraba la trágica decisión del joven archidiácono, que acaba por pactar con el diablo y su corrupto séquito para satisfacer sus apetitos intelectuales.
No, yo no seré tan desgraciado como para renunciar a la castidad y obediencia que ejemplifican mi caracter e iluminan a los hombre débiles que azotan la Tierra.
He de seguir el camino recto que me marque Filosofía, como Boecio, que en los peores momentos de su encarcelamiento le sirvieron de consuelo y aliento.

La Iglesia Evangelista americana que se muestra en el catártico film Jesus Camp no va a modificar mi moral. Ja, como lo conseguiría, ¿con ataques epilépticos colectivos?, ¿acaso las lágrimas que arranca el pecado del alma de los inocentes? ¿con familias felices exorcizadas por dudosas religiosas? Todo eso me repugna, la corrupción del ser humano es infinita en sus variantes y me niego a creer lo que ven mis ojos en esa pantalla llena de electrodos desintegrados.

Sí, la voz poderosa de Rosvita, la literatura sacra y las salchichas és lo único que debería devolver la calma a nuestras agitadas almas.

Desde el claustro interior, Ignatius.

Les dejo el trailer para que se estremezcan:



1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Por Kerouac, Ignatius!
Cuando leo estos textos aterradores tuyos me doy cuenta de lo mal que está tu psique. Por fortuna para ti, Ig, mi viaje espiritual no durará mucho más. Pronto volveré a casa. Recibirás noticias mías.

Myrna