lunes, 14 de abril de 2008

De cómo Ignatius dio el salto a la web 2.0

Bienvenido, amable lector.

Te preguntarás, ¿por qué este blog? Verás, hace unos años coqueteé levemente con la informática, debido a que un caradura sin escrúpulos me vendió un engendro al que él llamaba procesador de textos. Pero ante la inestabilidad del soporte informático, que me hizo perder valiosas conclusiones a las que había llegado, y la imposibilidad de obtener disquetes de 3 pulgadas cuando pasó un tiempo, me volví satisfecho a mis cuadernos Gran Jefe, mucho más perdurables que estos inventos del siglo XX.

Hace un tiempo, me enteré de que existía Internet, y de que existían los blogs o bitácoras, que mucha gente utiliza para contar todo tipo de indecencias que se les pasan por la cabeza. Algunas reflexiones, y el que la infame Miss Mynkoff, eterna rival mía, tenga un blog, han sido estímulo para que me decidiera a crear esta web, que nace con el objetivo de difundir mis reflexiones y mi trabajo, aunque seguiré con mis cuadernos que servirán de base a una obra en papel de mucha más enjundia.

Rescaté mi viejo Amstrad del trastero, y lo lleve, fatigado, a un local de informática cercano, donde un jovencito con acné me aseguró que eso no servía para conectarse a Internet. Se me cerró la válvula de golpe. ¿Cómo que no servía? ...





Ésto me recuerda, mi válvula no da más de sí. Seguiré otro día.

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